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¿Nos hemos convertido en diógenes de los datos?

Leer artículo sobre si nos hemos convertido en Diógenes de Datos.

Sí, has leído bien. Diógenes de datos. ¿A qué me refiero con esto? A la obsesión que tenemos la mayoría de compañías por almacenar cientos y miles de datos sin saber muy bien qué hacer después con ellos.  

Hace poco leí un libro que hablaba precisamente sobre la gestión que se hace de los datos en las empresas. Me refiero al libro Data Driven: Profiting from your most important business asset, de Thomas C. Redman. En él se explora la capacidad que tienen las empresas para aprovechar al máximo sus datos y tomar decisiones más informadas, ser más competitivas y mucho más eficientes a nivel operativo. 

Lo importante es que las compañías sean capaces de transformar esa obsesión por almacenar datos en conocimiento. Transformar la información en poder de decisión. 

Diógenes de datos: la paradoja de la abundancia en datos

Es una realidad que generamos datos a un ritmo vertiginoso. Tanto a nivel personal como profesional, a cada paso que damos: datos que quedan registrados en tu smartwatch, emails, llamadas, apps bancarias, de transporte, redes sociales, información sobre nuestros clientes, sobre pedidos, etc. La digitalización, las transacciones en línea o las operaciones comerciales producen una montaña de información desproporcionada. Lo malo es que son muchas las empresas que no tienen un plan claro sobre qué hacer con ella y es lo que les acaba convirtiendo en diógenes de datos.

Así que, la paradoja de la abundancia en datos viene por el hecho de que sí, tenemos acceso a más información que nunca. Sin embargo, muchas compañías no tienen la capacidad de aprovechar este recurso de una manera efectiva.

Consejos para no ser un diógenes de datos y ser una empresa data-driven

Al igual que Redman invita a las compañías a que apuesten por cambiar su enfoque respecto a los datos; quiero compartir contigo algunos consejos prácticos para que des el paso y empieces a dar a los datos el lugar que se merecen. 

Empieza a tomar decisiones efectivas y a optimizar tiempos gracias a una buena gestión de los datos con estos tips

1. Qué te dicen los datos

Comprende tus datos: qué tipos tienes, cómo se recopilan, dónde quedan almacenados, si son de calidad… Cuando eres un diógenes de datos haces todo lo contrario. Haz una auditoría sobre el estado de tus datos, identifica las fuentes de las que proceden y verifica su precisión. 

2. Objetivos claros y precisos

Si sabes cuál es tu meta, será mucho más fácil enfocar tus esfuerzos de manera efectiva, gestionando los datos de forma que te ayuden a conseguir tus objetivos. 

3. Datos sí, pero de calidad

Un gran error que cometen muchas empresas es conformarse con cualquier dato. Los datos deben ser de calidad. Para ello hay que definir procesos que limpien, corrijan y mantengan la calidad de nuestros datos a lo largo del tiempo. Esto nos ayudará a tomar decisiones más confiables y acertadas.

4. Herramientas de análisis

Nuestro gran aliado también va a ser el hecho de contar con softwares de análisis estadístico, herramientas de visualización de datos como dashboards de negocio y plataformas de inteligencia empresarial. 

5. Datos: todo en uno.

Nada como tener una visión de águila de tu compañía. No pierdas tiempo en consultar los datos en decenas de hojas de excel y softwares varios. Intégralos. Unifica las diferentes fuentes de datos para que tengas la información clave a golpe de vista. Invierte tu tiempo en lo realmente importante: tomar decisiones. 

6. Cultura data-driven

Fomenta la cultura del dato en tu compañía. Que los equipos valoren los datos, que se acostumbren a tener al dato como protagonista en cualquier decisión que se tome. 

En definitiva, el potencial de los datos está en tu mano. Anima a los equipos a que se impliquen, a que sientan y vivan el dato en primera mano, a que definan nuevas estrategias, que integren y flexibilicen cuando la situación lo requiera. Que midan el impacto real que tiene un buen análisis, gestión y visualización de datos en su trabajo. Deja de ser un diógenes de datos y pasa ya a la acción. 

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